miércoles, 25 de enero de 2017

DIENTES DE SABLE



El término «DIENTES DE SABLE» es un término genérico que se usa para describir a numerosas especies de mamíferos dotados de enormes caninos que vivieron durante diferentes épocas del Cenozoico.
Estas especies adquirieron sus característicos dientes de sable de forma totalmente independiente. La morfología de los dientes es un excelente ejemplo de evolución convergente, ya que ha ocurrido repetida e independientemente en por lo menos cuatro grupos diferentes de mamíferos: los macairodontes (Machairodontinae), una subfamilia de los félidos que incluye al famoso Smilodon; los nimrávidos (Nimravidae), una familia emparentada con los felinos, pero diferente; y finalmente, un par de casos aislados dentro de los creodontos (que no son considerados carnívoros auténticos) y los tilacosmílidos, una familia extinta de metaterios sudamericanos.
El atributo más espectacular y evidente de todos los mamíferos con dientes de sable son los inmensos caninos superiores. Aunque el consenso general de acuerdo a su dentadura es que se usaban para cazar denotando con ello una alimentación carnívora, la forma exacta en la que se usaban ha sido motivo de debate desde la década de 1880, cuando el Smilodon fue descrito por primera vez.

Algunos paleontólogos creen que el propósito principal era el de agarrar y sujetar presas grandes. La evidencia sin embargo no da suficiente respaldo a esta teoría, ya que se ha demostrado que unos dientes tan largos usados de esa forma podrían romperse con facilidad, y los cráneos fósiles con los dientes rotos son raros.

Una hipótesis más aceptada sugiere que los dientes de sable se usaban para dar mordiscos en la garganta o el abdomen de presas grandes (Akersten, 1985), o para causar heridas punzantes profundas que desangrarían al animal.

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