viernes, 23 de diciembre de 2016

ZOVEK



El sábado once de marzo de 1972 los principales diarios mexicanos destacaban la funesta noticia en primera plana. Se Mató Zovek” o “Al final venció la Muerte” fueron algunos de los destacados titulares. El día anterior el escapista había anunciado su presencia en una función benéfica. Creo necesario acudir, de nuevo, al periódico La Jornada y la estupenda narración que de los hechos publicó en marzo de 1998, celebrando (es un decir) el veinticinco aniversario del funesto suceso:


Más de cuatro mil personas se habían reunido aquella la tarde del 10 de marzo de 1972 en la Plaza de la Cruz de Cuautitlán. Casi eran las 6 de la tarde. Todos esperaban la espectacular llegada del Increíble Profesor Zovek, quien descendería por una cuerda que colgaba de un helicóptero. La presentación tenía por objeto ayudar a un amigo, propietario del Circo de los Hermanos Suárez, que había sufrido la pérdida de su carpa.

De pronto el helicóptero apareció en el aire, se ubicó a casi diez metros de altura, tal como se había planeado, pero cuando Zovek estaba descendiendo por la cuerda, el piloto Javier Merino Arroyo se elevó y empezó a dar vueltas, a una altura aproximada de 30 metros. Colgado de la cuerda, Zovek se balanceaba peligrosamente.

El personal del circo, desconcertado ante lo que sucedía, advertía al piloto. Merino Arroyo, extrañamente, no hizo caso de estas indicaciones. Súbitamente, después de estar suspendido y aferrado a la cuerda por un momento, Zovek se resbaló y cayó en la parte posterior de la fábrica Dispositivos Electrónicos.

Testimonios de un testigo, publicados por diversos medios impresos de la época, señalaban que extrañamente cuando Zovek empezó a descender por la cuerda que pendía del helicóptero, la aeronave comenzó a elevarse. Arriba dio cuatro vueltas. Cuando comenzaba la quinta, Zovek ya estaba hasta el extremo de la cuerda. Fue entonces cuando se desprendió. El mismo testigo añadió: “El helicóptero descendió cerca del sitio donde cayó el profesor Zovek, cuando llegó la policía se elevó y se perdió de vista”.

Esto lo confirmó su hija, Diana, quien asegura: “No llegamos al lugar donde cayó porque estaba alambrado, pero vimos cómo bajó a piso el helicóptero, a escasos cinco metros de mi papá. Vimos al piloto recoger la cuerda, después volvió al helicóptero, se elevó y se fue... la que llegó a auxiliar a mi papá fue una patrulla para llevarlo al hospital”. En el Hospital Civil, a pesar de los esfuerzos de los médicos por salvarle la vida, Francisco Xavier Chapa del Bosque falleció a causa de fracturas en el cráneo, tórax y otras partes del cuerpo.

Como ven, la recreación periodística del fatal accidente merecía ser reproducida en su integridad. Nada como acudir las fuentes más cercanas al suceso. La muerte del Increíble escapista mexicano, teóricamente educado en el Tíbet, a las puertas de la gloria y tras una infancia desgraciada, no estuvo exenta de misterio, incongruencias, fatalidad y ese respeto por el finado tan propio de culturas como la mexicana.

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