domingo, 30 de octubre de 2016

ICEBERG



ICEBERG, es un pedazo grande de hielo dulce flotante desprendido de un glaciar formado por nieve o de una plataforma de hielo.
En el español de españa, por ser un extranjerismo adaptado, el término iceberg se pronuncia, ise'βerg en lugares donde predomina el seseo; mientras que en el español de américa sigue siendo un extranjerismo crudo, por lo cual se menciona como aisberg.
Al desprenderse de las zonas polares, los icebergs son arrastrados hacia latitudes más centrales del planeta o sea, desde Norte y Sur hacia el centro, en parte ayudados por las corrientes marina frías de origen ártico, como es el caso de la corriente del Labrador o Corriente de Groenlandia, lo que genera que estas masas de hielo sean un obstáculo en las rutas de navegación marítima, y también un peligro: un iceberg aparenta ser no muy grande porque sobresale del agua sólo la octava parte de su volumen total; de hecho, pueden alcanzar dimensiones enormes. Constituyen un peligro para la navegación ya que embarcaciones pueden dañarse y estrellarse con ellos. El hundimiento del Titanic es el ejemplo representativo de estos peligros, ya que es un caso conocido a nivel mundial que dio a entender el riesgo de la fragilidad de un barco y las terribles consecuencias que le siguen.
El hielo que forma los icebergs está originado en glaciares continentales de la Antártida y, especialmente, de Groenlandia, donde se fragmentan al llegar a la costa en grandes bloques de hielo que son arrastrados por las corrientes a latitudes más bajas hasta que se derriten y desaparecen. La Corriente del Labrador también llamada de Groenlandia es la que mayores cantidades genera. Los icebergs son de agua dulce porque son de origen continental y proceden de los glaciares formados por la acumulación de escarcha y nieve en la superficie de dichos glaciares. Con el tiempo y la acción del propio empuje periférico del glaciar debido a su propio peso, bloques de hielo se desprenden. Así es como se forman los icebergs. El hielo es menos denso que el agua; por eso flota, y por eso, también, no puede formarse hielo a cierta profundidad: más aún, el hielo que se forma en la banquisa del océano Ártico también está formado en parte, por agua dulce tanto por escarcha como por nieve, lo que significa que procede del agua atmosférica. También esta banquisa puede romperse por la propia acción de las olas y otros factores, pero siempre se trata de masas de hielo poco compactas y de reducido espesor, por lo que su vida resulta efímera. Sin embargo, no deben confundirse los términos banquisa e 'iceberg', ya que el primero responde a una capa de hielo superficial de algunos metros de espesor en los océanos Ártico y Antártico y el segundo, se trata de hielo de origen continental de gran espesor y que se va rompiendo en grandes bloques al llegar flotando al mar.
La temperatura del agua en el fondo del océano tiene un valor fijo alrededor de los 4 °C esta es la temperatura a la cual su densidad alcanza su mayor valor. Estas aguas del fondo del mar quedan como atrapadas a esa profundidad; si aumentara su temperatura por ejemplo por un volcán o géiser en el fondo oceánico, disminuiría su densidad y ascendería. También puede ascender por efecto de la rotación de la Tierra, en las costas occidentales de los continentes, es el caso de las costas occidentales de Groenlandia, y en este caso también se elevaría pero sería de aguas frías esta es la razón de la existencia de corrientes frías en la zona intertropical. Cuando los icebergs son arrastrados por algunas corrientes pueden llegar a las latitudes medias y constituir un peligro para la navegación.
Estas islas de hielo existen gracias a una propiedad notable del agua: en su forma sólida tiene menor densidad que en estado líquido. Si no fuese éste el caso, el hielo se acumularía en el fondo de los océanos y no en su superficie.


También el hielo es una excepción en el mundo de los elementos, y se debe a que la molécula del agua está polarizada eléctricamente. El átomo de oxígeno atrae  más a los electrones que los átomos de hidrógeno, lo que impone al hielo una estructura de tipo cristalino por el juego de la atracción y de la repulsión eléctrica que tiene menos densidad que si fuese un sólido amorfo.
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