jueves, 29 de mayo de 2014

EL IMPERIO OTOMANO



El IMPERIO OTOMANO, también conocido como Imperio turco otomano  fue un Estado multiétnico y multiconfesional gobernado por la dinastía Osmanlí. Era conocido como el Imperio turco o Turquía por sus contemporáneos.

El Imperio otomano comenzó siendo uno más de los pequeños estados turcos que surgieron en Asia Menor durante la decadencia del Imperio selyúcida. Los turcos otomanos fueron controlando paulatinamente a los demás estados turcos y bajo el reinado de Mehmed II 1451-1481 acabaron con lo que quedaba de la dinastía selyúcida. La primera fase de la expansión otomana tuvo lugar bajo el gobierno de Osmán I y siguió en los reinados de Orkhan, Murad I y Beyazid I, a expensas de los territorios del Imperio bizantino, Bulgaria y Serbia. Bursa cayó bajo su dominio en 1326 y Adrianópolis en 1361. Las victorias otomanas en los Balcanes alertaron a Europa occidental sobre el peligro que este Imperio representaba y fueron el motivo central de la organización de la Cruzada de Segismundo de Hungría. El sitio que pusieron los otomanos a Constantinopla fue roto gracias a Tamerlán, líder de los mongoles, quien tomó prisionero a Beyazid en 1402, pero el control mongol sobre los otomanos duró muy poco. Finalmente, el Imperio otomano logró conquistar Constantinopla en 1453.

En su máximo esplendor, entre los siglos XVI y XVII se expandía por tres continentes, controlando una vasta parte del Sureste Europeo, el Medio Oriente y el norte de África, limitando al oeste con Marruecos, al este con el mar Caspio y al sur con Sudán, Eritrea, Somalia y Arabia. El Imperio otomano poseía 29 provincias, y Moldavia, Transilvania y Valaquia eran Estados vasallos.

El imperio estuvo en el centro de las interacciones entre el Este y el Oeste por seis siglos. Con Constantinopla como su capital y el territorio que se conquistó bajo Solimán el Magnífico -correspondiente a las tierras gobernadas por Justiniano el Grande mil años antes-, el Imperio otomano era, en muchos aspectos, el sucesor islámico de los antiguos imperios clásicos. Numerosos rasgos y tradiciones culturales de éstos en campos como la arquitectura, la cocina, el ocio y el gobierno fueron adoptados por los otomanos, que los elaboraron en nuevas formas. Estos rasgos culturales más tarde se mezclaron con las características de los grupos étnicos y religiosos que vivían dentro de los territorios otomanos, creando una nueva y particular identidad cultural otomana.

Durante el siglo XIX, diversos territorios del Imperio otomano comenzaron a alcanzar su independencia, principalmente en Europa. Las sucesivas derrotas en guerras y el auge de los nacionalismos dentro del territorio llevarían al decaimiento del poder del imperio. Su participación en la Primera Guerra Mundial y el surgimiento de movimientos revolucionarios dentro de Turquía le darían el golpe mortal.

El imperio bajo la dirección de un sultán fue abolido el 1 de noviembre de 1922, mientras que el califato lo fue un año después. La República de Turquía fue fundada en su reemplazo, el 23 de octubre de 1923.

El origen de los turcos otomanos se puede encontrar en las estepas de Asia Central, en el Turkestán, una etnia dada a la cuida de ganado en especial el caballo, y al comercio, casi nómada. Los turcos pronto se relacionan con otras civilizaciones musulmanas, con las que entablan relaciones comerciales y de las que aprenden el Islam en la creencia sunna. Este contacto se podría deber a la ruta de la seda, pues los mercaderes musulmanes seguramente transitarían por los territorios donde se alojaban los otomanos. Las primeras entradas de tribus turcas en la región, que posteriormente sería el Imperio otomano, se producen en el ámbito militar, cuando los ejércitos del Califato Abbasí necesitaron soldados para las luchas internas y contra los cristianos y bizantinos durante el siglo IX. Por ello, recurrieron a los territorios fronterizos reclutando a la población. Dentro del Califato Abbasí ya puede apreciarse cómo los turcos van escalando posiciones en el ejército y la administración. La lenta penetración de tribus turcas en esta zona se realizó de dos maneras: mediante la progresiva ocupación del territorio por parte de los grupos tribales y mediante la lucha contra el Imperio bizantino, que había dominado esta región durante mucho tiempo, al que lo dejaron en nada militarmente.

La ocupación de Anatolia por los turcos puede tener su origen en la Batalla de Manzikert en 1071, cuando los turcos, al servicio de los selyúcidas, derrotaron al ejército bizantino del emperador Romano IV Diógenes. Esto permitió que los selyúcidas crearan un vasto sultanato que abarcaba Irak y eI Irán. Hacia 1243, el sultanato se desmorona, una invasión mongola al mando de Batu, el Jan de la Horda de Oro, deja hecho añicos un sultanato que había sobrevivido a las luchas internas, a los bizantinos, a la Primera Cruzada y a sus vecinos sirios, los Znaguíes y Ayyubíes. El sultanato se descompone y pasa a soberanía mongola. Sin embargo, a esta invasión mongola aún sobreviven pequeñas porciones de territorio que se convierten en una especie de principados autónomos. De todos estos, hay que destacar el sultanato de Rüm, cuya capital ya estaba en Turquía, pues era la ciudad de Konya.

Uno de esos principados, pequeño e insignificante, era donde habitaban los turcos, podríamos llamar su primer Estado otomano, que había sido cedido por el sultán selyúcida antes de la invasión mongola al primer miembro dinástico de los otomanos, Ertuğrul. Este territorio tenía por capital la ciudad de Sogut. Ertuğrul muere en 1290, dando paso a la sucesión a Osmán I, nombre del cual deriva la denominación de otomanos o dinastía osmanlí. Con Osmán I empieza la expansión territorial de los turcos con la finalidad de crear un imperio que duraría casi siete siglos.

Los otomanos no conseguirían suficiente poder como para eliminar a sus enemigos inmediatos y establecer un verdadero Estado hasta el gobierno del hijo y sucesor de Osmán, Orhan I 1324-1360. La clave de su reinado fue la conquista de Nicea en 1331 y Bursa. Esta última no sólo proporcionó la capital, sino los útiles necesarios para crear una administración otomana. Pudo acabar también con la amenaza de sus vecinos turcomanos, Aydin, que proporcionaba mercenarios a Juan Cantacuceno. Tras la caída de Aydin, serán los otomanos los que ayudarán al candidato al trono bizantino, enfrentado a Juan V Paleólogo, tomándose como recompensa el derecho a saquear el territorio bizantino a lo largo del Egeo, en Tracia, y la mano de la hija de Juan Cantacuceno, Teodora.

A partir de 1354, los cuerpos de expedición otomanos dirigidos por su hijo Suleyman Paşa establecieron una base permanente en la península europea de Galípoli, a pesar de las protestas de Cantacuceno y otros. Este último tuvo que abdicar por haber sido el responsable de que los turcos se introdujeran en Europa. Bajo el mandato de su hijo, Murad I 1360-1389, se hicieron las primeras conquistas estables en la Europa sudoriental. Tomó Edirne Adrianópolis en 1361, la convirtió en su capital y nombró el primer visir del que sería el Imperio otomano: Kara Halil Paşa, de los Candarli, familia que monopolizó el puesto durante el siglo siguiente. El emperador bizantino se comprometió a pagar tributo regularmente a los otomanos y a enviar contingentes militares para su ejército, debido a que no podían enfrentarse a la presión turca sobre Constantinopla. Fue uno de los sultanes más importantes del Imperio otomano por su triunfal campaña militar en Tracia y los Balcanes, que acompañó con tacto y prudencia, pactando con la Iglesia Ortodoxa. También fue el primero en ser nombrado sultán, ya que los anteriores ostentaban el título de emires.

Para defender a Europa de la amenaza otomana, el Papa proclamó una bula llamando de un modo formal a la Cruzada hacia 1366, que fue un fracaso en «la ruta de los serbios». Los otomanos siguieron la política islámica tradicional de tolerancia hacia los zimmíes, o «gente del libro», que tenían derecho de protección sobre sus vidas, propiedades y creencias religiosas siempre que aceptasen un gobierno musulmán y pagaran los tributos cizye que les eximían del servicio militar. Por ello no se hizo ningún esfuerzo para la conversión en masa de la población. Durante su reinado también se creó el cuerpo de los jenízaros, una pieza clave en el desarrollo posterior del imperio.

Las amenazas se multiplicaban, y a su vecino Karaman se unió la expansión mongola de Tamerlán. Los turcos otomanos continuaron avanzando hacia los territorios europeos, poniendo en alerta a la potencia medieval del Reino de Hungría. De esta forma, el rey Luis I de Hungría el Grande condujo en 1375 una batalla en el Principado de Valaquia. La situación política entre los valacos y los húngaros enfrentados a los turcos otomanos generaron ciertos conflictos entre ambos, lo cual creó una situación donde apenas se logró contener las invasiones sin expulsar a los turcos de la zona.

Después de la muerte del rey Luis I, sucedió un corto periodo de inestabilidad política, hasta que el rey Segismundo de Hungría subió al trono. De inmediato la amenaza otomana fue tomada en serio por el rey húngaro y los demás duques y Príncipes de los Estados satélites de Hungría, por lo que se formó la coalición de los Estados eslavos del sur, dirigida por Segismundo. Fue en la decisiva Batalla de Kosovo 1389 cuando la victoria otomana permitió realizar nuevas conquistas al sur del Danubio, acabando con la última defensa organizada en el área de los Balcanes y dejando a Hungría como único oponente serio en el sudeste de Europa. En esta batalla, un preso serbio asesinó a Murad I el único sultán asesinado en una batalla, y le sucedió su hijo Beyazid I 1389-1402, afianzándose en la victoria. Para evitar posibles luchas por el trono, fue éste el primer sultán que mató a todos sus hermanos, práctica común a partir de este momento y que institucionalizaría el sultán Mehmed II. Los esfuerzos de Beyazid se encaminaron a conquistar el oeste de Asia Menor, lo que consiguió en 1390.

En 1396, los ejércitos otomanos de Beyazid I vencieron a las fuerzas cruzadas de Segismundo de Hungría en la batalla de Nicópolis 1396. Al poco tiempo, los nobles húngaros aún descontentos se alzaron contra Segismundo en 1401 y en 1403, siendo derrotados en ambas ocasiones. Tras vencerlos, Segismundo continuó en el poder durante los cuarenta años siguientes sin ninguna clase de obstáculo sucesorio, conteniendo los ataques turcos otomanos, que ya realizaban incursiones en territorio magiar.

De esta forma, el Reino de Hungría siguió conteniendo los embates del expansivo imperio otomano. En 1408, el rey húngaro Segismundo fundó entonces la Orden del Dragón, la cual continuó alentando el espíritu de conservación del Cristianismo y la independencia de los territorios europeos. A esta orden pertenecieron, entre otros nobles, el Príncipe Vlad II Dracul de Valaquia actual Rumanía, quien fue el padre del conocido sanguinario Vlad III, del cual posteriormente surgió el personaje de Bram Stoker, Drácula. Los otomanos siguieron avanzando hacia Europa y en 1427 atacaron y ocuparon la fortaleza de Galambóc a orillas del Danubio al sur-oeste del reino de Hungría.

Las tropas otomanas parecían indetenibles, a pesar de que el rey húngaro y polaco Vladislao II organizó una armada y partió con ella hacia el este en 1444. Los ejércitos del sultán Murad II salieron victoriosos en la Batalla de Varna, en la cual también murió el rey cristiano. Tras la muerte de Vladislao I, al no dejar herederos, el trono le correspondía al joven príncipe Ladislao V, hijo del fallecido rey húngaro Alberto de Habsburgo, quien había gobernado antes del mártir de Varna. Puesto que Ladislao era muy joven para gobernar, los nobles húngaros escogieron de inmediato a un conde que había sido comandante de los ejércitos húngaros en las anteriores batallas contra los turcos: Juan Hunyadi.

Hunyadi prosiguió la lucha contra los turcos otomanos y alcanzó la victoria en el Sitio de Belgrado, 1456, siendo esta la primera gran batalla ganada por los europeos cristianos contra los turcos. En honor a esta proeza, el Papa Calixto III ordenó que se instituyese un toque de campanas del mediodía para honrar la victoria húngara. De esta manera, Hungría recibió el título de "Último Bastión del Cristianismo en Europa", por el cual fue conocido durante toda la época del Renacimiento. Tras la muerte de Juan Hunyadi, y al estar vacante el trono húngaro, su hijo menor fue elegido rey por los nobles, y de esta forma, Matías Corvino fue coronado en 1458. El rey Matías Corvino mantuvo una política expansionista en Europa, y durante su reinado logró igualmente contener los ejércitos otomanos.

Sin embargo, su política expansionista estaba enfocada totalmente en otra dirección, conduciendo campañas militares contra el Sacro Imperio Romano Germánico, conquistando el Ducado de Austria, pero abandonando las luchas contra los turcos. Muchos historiadores modernos critican estas acciones, que permitieron que tras la muerte del rey, los otomanos continuasen avanzando hacia los territorios húngaros, tomando Belgrado en 1521. De esta manera, la época dorada del Reino húngaro finalizaría en1526, cuando finalmente fueron vencidos por los turcos en la Batalla de Mohács, en la que también murió el rey Luis II de Hungría. De inmediato se libraron varias batallas a lo largo del reino, hasta que en1541 cayó por último Buda, la capital húngara.

Mientras tanto, los problemas con los vecinos turcomanos, sobre todo con Karaman, el principado turco más fuerte de Asia Menor, obligó al sultán a combatir en el este. El resultado fue la anexión de estos pequeños Estados hasta que el oeste volvió a reclamar la atención de Bayezid. Muchas de las zonas ya conquistadas se quisieron liberar del poder otomano, pero el sultán reconquistó rápidamente lo perdido y siguió adelante: irrumpieron en Estiria, ocuparon Grecia y en 1397 llevaron a cabo la conquista de Atenas. Se dirigieron entonces hacia el este, donde se encontraron con un enemigo mucho más poderoso: Tamerlán. En 1402, los mongoles ganaron la batalla de Ankara, lo que supuso el hundimiento de la hegemonía otomana en Asia Menor. Los otomanos se reconocieron vasallos de Tamerlán y Beyazid encontró la muerte en prisión en 1403.

La autoridad otomana entró en crisis durante once años. Ni Tamerlán ni sus sucesores impusieron dominio alguno duradero, y el panorama quedó abierto para las luchas de poder entre los miembros de la familia otomana y los señores territoriales. La situación no era fácil, ya que eran cuatro los príncipes otomanos que se disputaban el trono. Tras un periodo de luchas fratricidas fue Mehmed I 1413-1420 el ganador. Con este sultán y, sobre todo con Murad II 1421-1451, el gobierno otomano volvió a recuperar la unidad. Como Mehmed había vencido gracias al apoyo de la aristocracia turca, se le dio énfasis al pasado turco de la dinastía reinante, y por primera vez se encargaron unas crónicas de su historia. Dio prioridad a potenciar el comercio con los países europeos y firmó un tratado con Venecia en 1416. La infantería jenízara quedó como guardia personal del sultán, y la aristocracia volvió a controlar su cota de poder. Su ejército cruzó el Bósforo, tomó Edirne y comenzó el primero de los grandes sitios a Constantinopla 1422, no tanto para conquistarla, sino para castigar a los bizantinos por su deslealtad al haber apoyado a los rivales del sultán.

Además de esto, Murad desarrolló el famoso sistema del devşhirme, con el que reclutaba periódicamente a los mejores jóvenes cristianos de las provincias de los Balcanes para convertirlos al Islam y para que prestaran servicio de por vida al Imperio. A éstos se les favoreció en un principio para que adquirieran poder, y así equilibraran el poder que acumulaba la aristocracia turca. Tras la firma de dos tratados de paz, Murad cedió el trono voluntariamente a su hijo Mehmed, de cuya juventud intentaron aprovecharse sus enemigos. Queriendo sacar partido de la situación se hizo una llamada a una cruzada para expulsar a los otomanos de Europa; parecía que lo iban a conseguir, pero Mehmed cedió el trono a su padre, que con sus ejércitos logró una aplastante victoria en la batalla de Varna. Tras esto, el Imperio otomano estableció un control directo sobre Macedonia, Tracia, Bulgaria y gran parte de Grecia.

miércoles, 28 de mayo de 2014

GAVILÁN



El GAVILÁN  es una especie de ave accipitriforme de ampliamente distribuida en Eurasia, desde la península Ibérica hasta Japón y norte de África.


Mide entre 27 y 37 cm de longitud y entre 60 y 80 cm de envergadura. Un ejemplar adulto macho pesa entre 105 y 165 g, 137 g en promedio; las hembras, en cambio pesan entre 192 y 290 g, en promedio, 234 g. Esto significa que los machos alcanzan solo el 60% del peso corporal de las hembras. Las partes superiores de los adultos son oscuras, mientras que las inferiores son rojizas listadas en los machos y blanquecinas finalmente ondeadas de pardo en las hembras, que son, como en todas las aves rapaces, de mayor tamaño que los machos. En los jóvenes las partes superiores son pardas con las plumas flanqueadas de una tonalidad rojiza.

El gavilán común fue un ave de rapiña muy venerada entre los antiguos egipcios. La especie comúnmente figurada sobre los monumentos es la que se llama vultur sacer Linei, por ser la que era el objeto del culto de los egipcios.

El gavilán común puede indicar, según dicen Diodoro y Horapolon, la energía y la voluntad, la preeminencia, la sublimidad y la humildad, es decir, esta especie de movimiento que conduce tan pronto arriba, tan pronto abajo. Se servían de los gavilanes para indicar el sol y el viento por su vista perspicaz y por su vuelo rápido. Luego, no fueron más que un atributo del sol o de Osiris, al que representaban con cabeza de gavilán y por comparación, fueron también un emblema del fuego.

Herodoto dice que era castigado de muerte el que entre los egipcios mataba un gavilán aunque fuese involuntariamente. El mismo autor refiere que enterraban en Buto los gavilanes que morían naturalmente. Estas aves estaban sobre todo en gran veneración en Hieracónpolis o ciudad de los gavilanes en el alto Egipto cerca de Latópolis. Los sacerdotes de este templo cuidaban de mantener una infinidad de estas aves sagradas.

Entre los griegos el gavilán era consagrado al Sol, del que le suponían mensajero. Servía para los presagios y era asimismo uno de los símbolos de Juno, porque tiene la vista fija y penetrante, como esta Diosa cuando estaba poseída de los celos.

En la Edad Media no era permitido sino a la gente noble o distinguida criar gavilanes y en sus viajes solían llevar alguno consigo.

Realiza una sola puesta anual de generalmente 4 ó 5 huevos algunas veces de 2 a 7 en un nido construido con palitos, ramitas y otros elementos vegetales dispuestos sobre un árbol, comúnmente en bosques de coníferas. Los huevos son puestos en intervalos de entre 2 y 4 días aproximadamente. La incubación, de la cual se encarga la hembra, se inicia con la puesta del segundo o tercer huevo y dura entre 32 y 45 días, periodo en el que aquélla es alimentada por el macho. Las crías adquieren el plumaje al cabo de 13 a 28 días y están listos para realizar su primer vuelo a los 32, pero continúan bajo la dependencia de los adultos durante otros 27 días aproximadamente.

El gavilán común caza volando por lo bajo a altas velocidades capturando principalmente otras especies de aves y sus crías, así como pequeños mamíferos e insectos. Es un ave diurna.

El gavilán fue un ave muy venerada entre los egipcios porque designaba su gran dios Osiris, que se ve muy a menudo en los monumentos con cabeza de gavilán: esta ave tiene una vista penetrante y un vuelo rápido, cualidades que Convienen al sol, de quien era símbolo. La Tabla Isiaca, representa a Osiris con una cabeza de gavilán sentado, llevando en la mano un gran palo encorvado por arriba, como un palo augural y tiene sobre su cabeza una gran nave en la cual hay otra nave redonda. Había en Egipto un templo consagrado a estas aves, en una ciudad llamada Yeracopolis o ciudad de los gavilanes. Los sacerdotes de este templo estaban encargados de alimentar un gran número de gavilanes de donde se llamaron Yeracoboscoi, de Foko, yo alimento.

Entre los griegos, esta ave estaba consagrada al Sol del cual era veloz y fiel mensajero. Servía para los presagios. Es también uno de los símbolos de Juno porque tiene la vista fija y penetrante, como esta diosa cuando estaba poseída por los celos.

GAVIAS

Hay dos tipos de GAVIAS:

En un barco, se llama GAVIA a la vela que se coloca en los masteleros.


El nombre de gavia aplicado a estas velas tiene su origen en una especie de jaula o garita llamada gabbia que se formaba antiguamente en la parte superior o calcés de los palos y servía para colocar el marinero de atalaya y para otros usos.

La forma de esta vela es de trapecio. Sus puños, es decir, sus puntas o esquinas inferiores se fijan por medio de sus escotas a las extremidades de la verga baja inferior y se presenta y extiende al viento cuando por medio de su driza, la verga que la soporta o a que va suspendida, sube a lo largo del mastelero de cuya parte superior pende como un estandarte.

Las gavias son las principales velas de un buque de cruz y de más frecuente uso por ser las más ventajosamente colocadas para recibir el viento y dar impulso a su masa. La mitad superior de su superficie está provista de fajas o aridanas de rizos que en determinadas circunstancias sirven para acortarlas o estrecharlas lo que se consigue aferrando o asegurando la parte superior de la vela doblada por capas o fajas regulares y paralelas sobre la verga que la soporta.


La otra GAVIA es un ave:



los gaviformes Gaviiformes, conocidos vulgarmente como colimbos, son un orden de aves acuáticas buceadoras, con los pies situados muy atrás en el cuerpo. Esta característica los hace muy torpes en tierra. Incluye un solo género, Gavia, propio del Hemisferio Norte en altas latitudes.


Son aves de tamaño bastante grande. Nadan hundidos como los cormoranes, no como los patos. Cuando descansan sobre el agua su línea de flotación es más alta que la de los cormoranes. Al sumergirse no dan el salto característico sacando el cuerpo fuera del agua, como suelen hacer los cormoranes. Se diferencian de éstos, además, por silueta, forma del pico que no es ganchudo y cola más corta, lo que les da un aspecto como de ausencia de la misma. Cuando vuelan, la parte inferior del ala es clara, no oscura como la del cormorán. Tienen distintos plumajes, tanto los jóvenes como los adultos. Estos últimos tienen un plumaje estival, en la época de cría, muy colorista y que diferencia a las especies claramente, y un plumaje invernal más austero, donde todas las especies se parecen bastante a primera vista. Anidan principalmente en charcas y lagos, en terrenos arbolados o tundra, de latitudes norteñas no más al sur de Escocia o Suecia en lo referido a Europa.

El nido de los colimbos no es más que una depresión en forma de cuenco. Está situado siempre cerca del agua. Se necesita un nivel de agua estable en torno al nido. Invernan en costas, bahías o, a veces, en lagos, generalmente en solitario o en pequeños grupos. Raramente en grandes bandadas. Migran hacia el sur en primavera, de abril a junio y hacia el norte en otoño, de septiembre a noviembre, generalmente sobre el mar. Cuando vuelan lo hacen más alto sobre el agua que los cormoranes, con batidos de alas rápidos y continuos. El cuerpo, al volar, forma una especie de joroba.

Se alimentan principalmente de pescado, que atrapan buceando. Son grandes buceadoras, desplazándose grandes distancias bajo el agua.


VOLCÁN PARICUTÍN



El volcán PARICUTÍN o parícutin en purépecha Parhíkutini 'lugar al otro lado' es el volcán más joven del mundo, situado en el estado de Michoacán, México entre el ex-poblado de San Juan Parangaricutiro actualmente Nuevo San Juan Parangaricutiro y el poblado Angahuan.

El volcán cambió la vida a los habitantes de la meseta Purépecha el día 20 de febrero de 1943, día en que nació. El Paricutín se considera una de las maravillas naturales del mundo

El 20 de febrero de 1943, Dionisio Pulido, un campesino, se encontraba trabajando la tierra en las cercanías del pueblo Paricutín, cuando de pronto ésta empezó a temblar, se abrió y empezó a emanar un vapor muy espeso, a sonar muy fuerte y a volar piedras. Muy asustado, el señor Pulido avisó al pueblo.

La duración de la actividad de este volcán fue de 9 años, 11 días y 10 horas; la lava recorrió unos 10 km. No hubo víctimas humanas, dado que hubo suficiente tiempo para desalojar a toda la población. El volcán sólo sepultó dos poblados: Paricutín y San Juan  Parangaricutiro Parhikutini y Parangarikutirhu en purépecha. El primero quedó totalmente borrado del mapa: muy cerca de él se encuentra ahora el cráter del volcán. Del segundo pueblo sólo es visible parte de la iglesia, sepultada por la lava, al igual que el resto del pueblo, excepto por la torre izquierda del frente la torre derecha aparentemente cayó pero lo cierto es que estaba en construcción al momento de empezar el fenómeno así como el ábside, junto con el altar.

La actividad se concentró alrededor de las grietas que se formaron en el Valle de Cuiyusuru. Lo más relevante de este periodo fue la construcción de un cono prematuro seguido de recurrentes flujos de lava y la erupción intermitente de bombas y lapilli.

En esta etapa el cono alcanzó 200 y 365 metros de altura en cuatro y ocho meses respectivamente.

Se desalojó a la población de Parícutin en junio de 1943, y la de Santa Ana Zirosto fue reubicada pocos meses después.

El día 10 de mayo de 1944 se abandonó San Juan Parangaricutiro y sus habitantes emprendieron una caminata de 33 km. llevando consigo una imagen del Señor de los Milagros. El día 23 de mayo de 1944 llegaron a la ex-hacienda de los Conejos, a 8 km. de Uruapan, donde determinaron establecer el nuevo poblado de Nuevo San Juan Parangaricutiro, constituido en Municipio en 1950.

A pesar de su corta duración, en este periodo se llevó a cabo la principal actividad de derrames de lava del volcán emplazada hacia el norte. Su emplazamiento se produjo por la formación de una serie de grietas y conductos secundarios, de los cuales el más importante fue sin duda alguna el Sapichu niño o joven en lengua purépecha.

Durante este periodo los derrames volcánicos fueron constantemente concomitantes con una serie de material cinericio y bombas de diferentes dimensiones.

Se refiere a la actividad relacionada con una serie de grietas formadas al sur y al este del cono principal, conocidas por los geólogos de la época como Taquí y Ahuan.

Este período se distingue, además, por registrar una reactivación del cono principal, que causó los principales derrames de lava, que alcanzaron la máxima distancia al oeste y al noroeste del cono principal.

Hasta el final mantuvo una actividad de tipo paroxismal y resaltan la formación de la mesa Los Hornitos al sur del cono y los flujos de San Juan formados entre abril y agosto de 1944; de hecho, este último flujo causó la evacuación y la sucesiva destrucción del poblado de San Juan Parangaricutiro.