martes, 9 de diciembre de 2014

FENICIA



FENICIA es el nombre de una antigua región del cercano oriente, cuna de la civilización fenicio-púnica, que se extendía a lo largo del Levante mediterráneo, en la costa oriental del mar Mediterráneo.

Su territorio abarcaba desde la desembocadura del río Orontes al norte, hasta la bahía de Haifa al sur, comprendiendo áreas de los actuales Israel, Siria y Líbano, una región denominada antiguamente Canaán, con cuya denominación se engloba muy a menudo en las fuentes.

Poblada desde principios del III milenio a. C. por semitas cananeos, la Fenicia histórica se extendía sobre una estrecha franja costera de 40 km, desde el Monte Carmelo hasta Ugarit unos 300 km. Su suelo montañoso y poco apto para la agricultura aunque se esforzaron por sacarle provecho, orientó a sus habitantes hacia las actividades marítimas. Con más razón el mar se le impuso a este pueblo, al quedar dividido en pequeñas ciudades estado separadas por espolones rocosos, pues el cabotaje era mejor que las vías terrestres para el contacto entre las ciudades, que se escalonaban desde Acre y Tiro, por Sidón y Biblos, hasta Arados y Ugarit. Fenicia, al ser un estrecho paso entre el mar y el desierto de Siria, en contacto al sur, a través de Canaán y del Sinaí con Egipto, y al norte, a través del Éufrates, con Mesopotamia y Asia Menor, estaba destinada a ser una rica encrucijada comercial, codiciada por los grandes imperios vecinos.
El nombre étnico que se daban los fenicios a sí mismos era «cananeos» o ‏ «hijos de Canaán» y coincide con el pueblo cananeo citado en la Biblia. Los griegos los llamaron, «rojos, púrpuras», muy probablemente por los apreciados tintes de color púrpura con que comerciaban. De phoíniks derivó el término «fenicio», que se aplica más bien a los descendientes de los cananeos que habitaban en la franja costera desde Dor hasta Arados o Arwad actual Siria, entre 1200 a. C. y la conquista musulmana. No obstante, el término phoíniks puede fácilmente ser una etimología popular derivada del etnónimo pōnīm, gentilicio de Pūt. Este término denominaba estrictamente la región costera de Canaán, y muchos de los pueblos fenicios lo utilizaban como sinónimo. De pōnīm derivarían también las formas latinas poenus y punicus.

La cultura fenicia es una civilización antigua que no dejó firmes huellas físicas de su existencia. Su lugar geográfico en la historia, es la actual República Libanesa, y el crecimiento desproporcionado de las ciudades, así como los frecuentes enfrentamientos bélicos del pasado, han dificultado el hallazgo de restos que revelen su cultura material. Sin embargo, a diferencia de otras, dejó un importante legado cultural a las civilizaciones posteriores, entre ellas crear un importante vínculo entre las civilizaciones del mar Mediterráneo, los principios comerciales y el alfabeto.

Los fenicios fueron uno de los primeros pueblos antiguos en tener un importante efecto sobre la historia del vino. A través del contacto y el comercio difundieron su conocimiento de la viticultura y la producción de vino y propagaron varias variedades antiguas de vid. Introdujeron o animaron la expansión de la viticultura y la producción de vino en varios países que siguen elaborando variedades aptas para el mercado internacional, como el Líbano, Argelia, Túnez, Egipto,  Grecia, Italia, España o Portugal. 

Aunque pudieron ejercer un efecto indirecto en la expansión de la viticultura en Francia, a menudo se confunden con los griegos foceos, que fundaron la colonia viticultora de Massilia, Marsella en el 600 a. C. y llevaron la producción de vino tierra adentro.

El comercio era una actividad principal. Consistía inicialmente en el intercambio en forma de trueque de los productos elaborados en Fenicia por las mercancías disponibles en otros lugares bien otros productos manufacturados -especialmente de las civilizaciones más desarrolladas-, o bien materias primas, como minerales metálicos -cobre y estaño- o metales preciosos -especialmente de los pueblos más primitivos de Occidente. Posteriormente, la invención de la moneda permitió relaciones comerciales más sofisticadas.

La necesidad del transporte a largas distancias estimuló la construcción naval y la mejora de las técnicas de navegación.

Fueron los grandes mercaderes de la antigüedad. La geografía de sus costas, que propiciaba la instalación de puertos, y la madera de sus bosques les brindaban los elementos básicos para construir barcos y organizar compañías de navegación. Una de ellas fue contratada por el rey persa Darío I en el siglo V a. C. En cierta medida consiguieron establecer una talasocracia o "gobierno de los mares" que les permitía controlar comercialmente el Mediterráneo.

Los viajes fenicios establecieron nexos perdurables entre el Mediterráneo oriental y el occidental, no solo comerciales; sino también culturales.

El pueblo fenicio contribuyó a crear un importante vínculo entre las civilizaciones mediterráneas y más aún entre las formas artísticas del mundo antiguo, por imitación, fusión y difusión de ellas, aunque no se le considere como original creador de una gran cultura propia.

Los fenicios utilizaban un alfabeto fonético, que los griegos adaptaron a su propia lengua y, con el tiempo, sirvió de modelo para los posteriores alfabetos occidentales.

Este alfabeto constaba de veintidós signos para las consonantes, y no tenía vocales, pero fue muy importante, pues era sencillo y práctico, a diferencia de otros alfabetos coetáneos que solo dominaban los escribas y altos funcionarios, tras un arduo aprendizaje.

La cultura fenicia fue muy importante en su época pero, desgraciadamente, han quedado pocas huellas de su historia. Conocemos de su existencia, sobre todo, a través de los textos de otros pueblos que entraron en contacto con ellos, en particular los asirios, babilonios y, más tarde, los griegos. Se estudia principalmente en las ruinas de las ciudades que fueron colonias de Sidón o Tiro, como las de Cerdeña y Andalucía y, sobre todo, en las establecidas en la isla de Chipre.

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