sábado, 11 de octubre de 2014

EL VESUBIO






El monte VESUBIO es un volcán activo del tipo vesubiano situado frente a la bahía de Nápoles y a unos nueve kilómetros de distancia de la ciudad de Nápoles. Se encuentra en la provincia de Nápoles, perteneciente a la región italiana de la Campania. Tiene una altura máxima de 1,281 msnm y se alza al sur de la cadena principal de los Apeninos.

Es famoso por su erupción del 24 de agosto del año 79, en la que fueron sepultadas las ciudades de Pompeya y Herculano. Tras aquel episodio, el volcán ha entrado en erupción en numerosas ocasiones. Está considerado como uno de los volcanes más peligrosos del mundo, ya que en sus alrededores viven unos tres millones de personas y sus erupciones han sido violentas; se trata de la zona volcánica más densamente poblada del mundo. Es el único volcán situado en la parte continental de Europa que ha sufrido una erupción en el siglo XX. Los otros dos volcanes italianos que han entrado en erupción en las últimas centurias se encuentran en islas: el Etna en Sicilia y el Estrómboli en las islas Eolias.

Los griegos y los romanos consideraban que se trataba de un lugar sagrado dedicado al héroe y semidiós Heracles/Hércules, del cual tomó el nombre la ciudad de Herculano, situado en la base del monte. El Vesubio fue designado como uno de los 16 Volcanes de la Década, es decir, como uno de los volcanes más peligrosos del mundo.

Vesuvius era el nombre del volcán, usado frecuentemente por los escritores de finales de la República romana e inicios del Imperio romano. Sus formas colaterales eran Vesaevus, Vesevus, Vesbius y Vesvius. Los antiguos griegos, lo escribían Οὐεσούιον o Οὐεσούιος, han ofrecido desde entonces una etimología. Pueblos de diferentes etnias e idiomas ocuparon Campania en la Edad del Hierro romana; la etimología depende en gran medida de la presunción de la lengua que se hablaba allí en aquel momento. Nápoles era un asentamiento griego cuyo nombre, Nea-polis «ciudad nueva», lo testimonia. Los latinos también compitieron por la ocupación de la Campania. Asentamientos etruscos se encontraban en las cercanías. Dicen varios autores antiguos que otros pueblos de procedencia desconocida estuvieron allí en algún momento.

En el supuesto de que el idioma fuera griego, el Vesubio podría ser una latinización del prefijo negativo ὔ (ve), cuya raíz procede o está relacionada con la palabra griega σβέννυμι = «Yo apago, sofoco el fuego», en el sentido de «inapagable». Podría derivar de ἕω, lanzar, y βίη "violencia," "lanzar, arrojar con violencia," *vesbia, aprovechando su forma colateral.[

Las laderas de la montaña están cubiertas de coladas de lava, generalmente con gran densidad de árboles, con arbustos en altitudes altas y con viñedos en las bajas. Las coladas de lava de la erupción de 1944 son visibles al no estar cubiertas de vegetación.

La flora del Vesubio y del monte Somma varía según las estaciones, aunque comparte aspectos comunes, en concreto la fuerte antropización que caracteriza las primeras pendientes de la montaña. La diferenciación consiste en que el cono volcánico está más seco y soleado, con vegetación mediterránea típica compuesta de pinares artificiales y de acebos; mientras que el monte Somma es más húmedo, con una vegetación similar a la de los Apeninos, formada por castaños, robles, alisos, arces y acebos.

La riqueza de la vegetación en la antiguas coladas de lava se debe a la rápida implantación del Stereocaulon vesuvianum, un liquen gris con aspecto de coral que coloniza las lavas enfriadas y prepara el terreno a las otras plantas. Hay 906 especies censadas.

La fauna del volcán es particularmente interesante, con la presencia del lirón careto, raro en Italia; la garduña, el zorro, el conejo y la liebre. Más de 100 especies de aves se encuentran alrededor del Vesubio, migradoras y no migradoras, invernantes y no invernantes. Las especies más comunes de reptiles son el lagarto verde, Masticophis un género de serpiente inofensiva y el geco turco. Hay mariposas diurnas y nocturnas, muy coloridas durante el periodo de floración.

El Vesubio se formó del resultado de la colisión de dos placas tectónicas, la africana y la euroasiática. La primera fue forzada por debajo de la segunda, llegando a mucha profundidad bajo la corteza terrestre. El material de la corteza fue calentado hasta fundirse, formando el magma. Puesto que el magma es menos denso que la roca sólida a su alrededor, es empujado hacia arriba, buscando un lugar más débil en la superficie de la Tierra, rompiéndola y formando el volcán.

Es famoso por la erupción que en el año 79 sepultó a las ciudades romanas de Pompeya y Herculano, permitiendo conservarlas intactas hasta que se redescubrieron en el siglo XVI, aunque las excavaciones sistemáticas comenzaron en 1738 y 1748, respectivamente. Hoy ambas ciudades son emplazamientos arqueológicos que permiten investigar la cultura romana y la vida de unas ciudades que han permanecido sin alteraciones desde la Edad Antigua. La erupción del año 79 supone, asimismo, la primera descripción histórica de una erupción vesubiana, realizada por Plinio el Joven, poco después de que sucediera. Debido a esto, los volcanes vesubianos son también conocidos como plinianos, y así también, por extensión, ese tipo de erupciones. Ha entrado en erupción muchas veces y hoy es considerado como uno de los volcanes más peligrosos del mundo, por la población de 3,000,000 de personas que viven en sus inmediaciones y la tendencia del Vesubio a tener erupciones explosivas.

Otras erupciones importantes son, secuencialmente, las del 472, 512, en 1631, seis veces en el siglo XVIII, ocho veces en el siglo XIX (notable la de 1872), y en 1906, 1929, y 1944. No ha habido erupciones desde 1944. Las erupciones variaron en gran medida en la gravedad, y se caracterizaron por explosivos estallidos. En ocasiones, las erupciones han sido tan grandes que la totalidad de la Europa meridional ha sido cubierta por cenizas; en 472 y en 1631, las cenizas del Vesubio cayeron sobre Constantinopla Estambul, cubriendo una extensión aproximada de unos 1.600 km. Desde 1944, los desprendimientos de tierras del cráter han levantado nubes de polvo y ceniza, las cuales han provocado falsas alarmas de erupciones.

La montaña comenzó a formarse hace 25.000 años. Aunque la zona ha estado sujeta a la actividad volcánica por lo menos desde hace 400.000 años, la capa más baja de material eruptivo de hace 34.000 años de la montaña Somma yace en lo más alto: la ignimbrita de Campania,[] roca formada por fragmentos heterogéneos arrastrados por el flujo piro clástico, producida en la compleja llanura Flegrea, y que fue el producto de la Cordola pliniana de la erupción de hace 25.000 años.[]

Por entonces empezó una serie de flujos de lava más intensos, con una sucesión de erupciones explosivas intercaladas entre ellos. Sin embargo, el tipo de erupción cambió hace unos 19.000 años con una secuencia de grandes y explosivas erupciones plinianas, la última de las cuales fue la del año 79. Desde entonces, las erupciones toman su nombre según los depósitos de tefra que producen:[] []

La erupción Pumita Básica, Pomici di Base de hace 18.300 años (IVE 6), fue probablemente la más violenta de estas erupciones y condujo a la formación original de la caldera Somma.

La erupción Pumita Verde Pomici verdoline de hace 16.000 años (IVE 5), seguida de un periodo en el cual hubo varias erupciones productoras de lava.

La erupción Mercato también conocida como Pomici Gemelle u Ottaviano de hace 8.000 años (IVE 6), a continuación de una pequeña erupción explosiva de hace unos 11.000 años llamada la erupción de Lagno Amendolare.

La erupción Avellino Pomici di Avellino de hace 3.800 años (IVE 6), precedida de las erupciones de 5960 y 3580 a. C., de las más grandes que ha conocido Europa.

La abertura de la erupción Avellino estaba al parecer 2 km al este del actual cráter. La erupción destruyó varios poblados de la Edad del Bronce. Los restos excelentemente conservados de uno de ellos fueron descubiertos en mayo de 2001 cerca de Nola por arqueólogos italianos, con chozas, cerámica, ganado e incluso huellas de animales y humanos, y tanto cadáveres como esqueletos. Los residentes abandonaron precipitadamente la aldea, dejándola sepultada bajo la pumita y la ceniza, del mismo modo en que ocurriría más tarde en Pompeya. En 2006 científicos italianos informaron del descubrimiento de otro episodio similar producido también por la erupción Avellino en la misma zona y que sepultó a una pequeña población de la Edad del Bronce hacia el año 1780 a. C. Se han recuperado cabañas, enseres y restos de cabras y perros sepultados en aquel entonces, pero sólo tres cadáveres humanos. Tanto la disposición de éstos como el gran número de huellas de personas y vacas perfectamente conservadas bajo las cenizas, demuestran que todos los habitantes de la región huyeron en las primeras fases de la erupción volcánica, algo que no sucedería casi 2000 años después.[][]

Las erupciones más grandes del 79 (IVE 5) y de 1631 (IVE 4), con el aumento de depósitos piro clásticos distribuidos por el noroeste del cráter, y con oleadas viajando hasta 15 km de allí, llegaron hasta el área ahora ocupada por Nápoles.[]

El volcán en aquella época entró en un estado más frecuente, pero menos violento, de erupciones hasta la más reciente erupción pliniana, la cual destruyó Pompeya.

La última de estas erupciones pudo ser la del 217 a. C.[] Hubo terremotos en Italia durante aquel año y el sol apareció enturbiado por una neblina o niebla seca. Plutarco escribió que el cielo estaba en llamas cerca de Nápoles y Silio Itálico mencionó en su poema épico Púnica que el Vesubio había tronado y producido llamas dignas del monte Etna en aquel año, aunque ambos autores lo escribieron unos 250 años más tarde.[] El núcleo helado de Groenlandia prueba que hacia esta época hubo una acidez relativamente alta, lo cual supone que fue por causas atmosféricas, como el sulfuro de hidrógeno.[]

La montaña estuvo en esta época callada durante cientos de años y fue descrita por los escritores romanos, cubierta con jardines y viñedos, excepto en lo más alto por ser escarpado. A un paso, un gran anfiteatro de precipicios perpendiculares fue un espacio llano lo bastante grande para el campamento del ejército del gladiador Espartaco en el 73 a. C. Esta área fue sin duda un cráter. La montaña probablemente tuvo sólo una cumbre en esa época, a juzgar por el fresco "Baco y Vesubio" encontrado en una casa pompeyana, la Casa del Centenario.

Varias obras escritas más de 200 años antes de la erupción del 79 describen la montaña como de naturaleza volcánica, aunque Plinio el Viejo no la describió así en su Naturalis Historia:

El historiador griego Estrabón (c. 63 a. C.-24) describió la montaña en el Libro V 4.8 de su Geografía donde dice que la cima es plana en su mayor parte, pero totalmente improductiva y por su aspecto parece ceniza y muestra unas grietas de piedras ennegrecidas en su superficie y conjetura que este territorio en otro tiempo fue pasto de las llamas, que albergaba "cráteres de fuego". Sugirió, perspicazmente, que la fertilidad del entorno podía ser debida a la actividad volcánica, como en el monte Etna.

En el Libro II de De Architectura, el arquitecto Marco Vitrubio (c. 80-70 a. C. - ?) informó de los fuegos que en su día existieron abundantemente bajo la montaña y que ésta había escupido fuego a los campos circundantes. Hizo una descripción de la pumita pompeyana, formada al ser quemadas otras especies de rocas.[]

Diodoro Sículo (c. 9030 a. C.), otro historiador griego que relató en el Libro IV 21.5 de su Biblioteca Histórica que la llanura de Cimea (de Cime, Cumas, la llanura Cumana), en la costa de Campania, era conocida como llanura Flegrea (Phlegraei Campi según los romanos; flameante, ardiente, son los significados en griego) debido a una colina, el Vesubio, que había vomitado un fuego terrible, casi como el Etna y que quedaban señales del fuego que había ardido en los tiempos antiguos.[] El llano de Flegra (Phlégra) según la mitología griega, y según algunas fuentes, fue uno de los escenarios de la batalla de Heracles y los Gigantes.

El área tenía entonces, como hoy, una gran densidad de población, con pueblos, ciudades y pequeñas ciudades como Pompeya, y sus laderas estaban cubiertas de viñedos y granjas.

La erupción del 79 fue precedida por un potente terremoto, 17 años antes, el 5 de febrero del 62, que causó la destrucción general alrededor de la bahía de Nápoles, y en particular de Pompeya.[] Algunos de los daños no habían sido aún reparados cuando el volcán entró en erupción.[] Sin embargo, este suceso pudo ser un suceso de carácter tectónico en lugar de estar asociado con el re despertar del volcán.

Otro minúsculo terremoto tuvo lugar en el 64; que fue recordado por Suetonio en la biografía de Nerón, en la Vida de los doce Césares, y por Tácito en el Libro XV de Anales. Seísmo que tuvo lugar mientras Nerón estaba en Nápoles ejecutando una canción por vez primera en público en el teatro romano. Suetonio nos recuerda que el emperador continuó cantando durante el terremoto hasta que finalizó la canción; Tácito escribió que el teatro se desplomó poco después de ser evacuado.

Los romanos se acostumbraron a los débiles temblores de tierra de la región. El naturalista Plinio el Joven escribió que ellos "no estaban en particular alarmados, ya que los temblores eran frecuentes en Campania". A principios de agosto del 79 hubo sacudidas. Pequeños terremotos comenzaron a tener lugar el 20 de agosto del 79, llegando a ser más frecuentes los cuatro días siguientes, pero las advertencias no fueron escuchadas hay que señalar que los romanos no conocían el concepto de volcán, sólo de una vaga idea sobre montañas similares como el monte Etna, hogar de Vulcano, y en la tarde del 24 de agosto, una catastrófica erupción del volcán empezó. La erupción devastó la región, sepultando Pompeya y otras poblaciones. Por casualidad, la fecha era la de la Vulcanalia,[] el festival del dios romano del fuego.

La erupción del Vesubio del 24 y 25 de agosto del año 79 se desarrolló en dos fases:[] una erupción pliniana que duró de 18 a 20 horas y produjo una lluvia de piedra pómez en dirección al sur del cono que aumentó la profundidad en 2,8 m en Pompeya mediante un flujo piro clástico, y una nube ardiente en la segunda, una fase peleana que llegó hasta Miseno y que se concentró en el oeste y el noroeste. Dos flujos piro clásticos sepultaron Pompeya, quemando y asfixiando a los rezagados que permanecieron allí. Oplontis y Herculano recibieron la peor parte de los flujos y fueron enterradas por cenizas y depósitos piro clásticos.

El único superviviente y testigo ocular fiable relata que el suceso fue registrado por Plinio el Joven en una famosa carta remitida al historiador Tácito Lo observó desde Miseno (latín: Misenum), cabo junto a Cumas y distante unos 35 km del volcán, mientras que su tío que andaba por terreno peligroso, vio una extraordinariamente densa, cambiante y creciente nube apareciendo encima de la montaña:

Se encontraba en Miseno al mando de la flota. El 24 de agosto, como a la séptima hora, mi madre le hace notar que ha aparecido en el cielo una nube extraña por su aspecto y tamaño. Él había tomado su acostumbrado baño de sol, había tomado luego un baño de agua fría, había comido algo tumbado y en aquellos momentos estaba estudiando; pide el calzado, sube a un lugar desde el que podía contemplarse mejor aquel prodigio. La nube surgía sin que los que miraban desde lejos no pudieran averiguar con seguridad de qué monte luego se supo que había sido el Vesubio, mostrando un aspecto y una forma que recordaba más a un pino que a ningún otro árbol. Pues tras alzarse a gran altura como si fuese el tronco de un árbol larguísimo, se abría como en ramas; yo imagino que esto era porque había sido lanzada hacia arriba por la primera erupción; luego, cuando la fuerza de ésta había decaído, debilitada o incluso vencida por su propio peso se disipaba a lo ancho, a veces de un color blanco, otras sucio y manchado a causa de la tierra o cenizas que transportaba. A mi tío, como hombre sabio que era, le pareció que se trataba de un fenómeno importante y que merecía ser contemplado desde más cerca.

Luego, Plinio, describió la nube precipitándose hacia las laderas de la montaña y cubriendo todo a su alrededor, incluyendo la costa. Esto es conocido hoy en día como un flujo piro clástico, que es una nube de gas supercaliente, ceniza y roca que erupciona desde un volcán. Los geólogos han utilizado las características magnéticas de unas 200 rocas volcánicas y trozos de escombros por ejemplo tejas encontrados en Pompeya para estimar la temperatura de este flujo piro clástico (cuando rocas fundidas y solidificadas y minerales magnéticos en las rocas, registran la dirección del campo magnético de la Tierra, si el material es calentado a una cierta temperatura, conocido como el punto de Curie o (Tc), el campo magnético puede ser modificado o completamente recompuesto). Muchos de los materiales analizados experimentan temperaturas entre 240º y 340º con unas pocas presentando temperaturas de sólo 180°. Esto indica que la nube de ceniza alcanzó una temperatura de 850º cuando emergió de la boca del Vesubio y se enfrió por debajo de 350° cuando llegó a Pompeya. La teoría es que la turbulencia puede tener mezclado aire frío en la nube de ceniza. Esto se llama en la actualidad el estado pliniano de la erupción, denominado así por ambos Plinios, el Joven y el Viejo.

Plinio manifestó que varios temblores de tierra fueron percibidos en el momento de la erupción y que fueron seguidos por una violentísima sacudida del terreno. También apuntó que la ceniza iba cayendo en espesísimas capas y que la ciudad iba siendo evacuada, y que entonces el sol fue tapado por la erupción y que la luz cedió ante la oscuridad. Además, que el mar fue ocultado y que fue contenido por un "terremoto", un fenómeno que los modernos geólogos llaman tsunami.

El tío de Plinio el Joven, Plinio el Viejo, estaba mientras tanto al mando de la flota romana en Miseno, en el extremo opuesto de la bahía, y decidió fletar varios barcos para investigar el fenómeno a punto de suceder. La flota tuvo además la misión de rescatar a aquellos que permanecían al pie del volcán cuando, estando a punto de partir, un mensajero llegó con la misiva de una amiga de Plinio que vivía en la costa cercana al pie del volcán implorándole que la rescatara. Él salió para cruzar la bahía, pero se encontró con espesas lluvias de cenizas calientes, pedazos de pumita y trozos de roca que, alterando la línea de la costa y las profundidades de las aguas, le obstaculizaron el acceso a la orilla y le impidieron desembarcar allí. El viento del sur reinante también se sumó para impedirle desembarcar, pero siguió hacia el sur hasta Estabia (a unos 4,5 km de Pompeya), donde desembarcó y obtuvo refugio de su amigo Pomponiano. Pomponiano tenía ya cargado un barco con sus posesiones y preparado para partir, pero el viento sopló en su contra.

Plinio y su grupo vieron llamas viniendo desde varias partes de la montaña (probablemente oleadas de flujos piro clásticos, las cuales más tarde destruirían Pompeya y Herculano). Tras quedarse durante la noche, el grupo decidió evacuar a pesar de la lluvia de tefra porque de seguir allí la amenazadora y violenta tierra derrumbaría el edificio. Plinio, Pomponiano y sus compañeros volvieron hacia la playa con almohadas atadas en sus cabezas para protegerlas de la avalancha de rocas. Al mismo tiempo, había tanta ceniza en el aire que el grupo apenas veía a través de la oscuridad y necesitaba antorchas y fanales para encontrar el camino. Llegaron hasta la playa, pero se encontraron con que el agua, para colmo, les interrumpía con violencia por los continuos terremotos, y descartaba la huida sin riesgo por mar.

Plinio el Viejo se desplomó y murió. En la primera carta a Tácito, su sobrino insinúa que fue debido a la inhalación de venenos, sulfurosos o gases.

Mi tío decidió bajar hasta la playa y ver sobre el lugar si era posible una salida por mar, pero éste permanecía todavía violento y peligroso. Allí, recostándose sobre un lienzo extendido sobre el terreno, mi tío pidió repetidamente agua fría para beber. Luego, las llamas y el olor del azufre, anuncio de que el fuego se aproximaba, ponen en fuga a sus compañeros, a él en cambio le animan a seguir. Apoyándose en dos jóvenes esclavos pudo ponerse en pie, pero al punto se desplomó, porque, como yo supongo, la densa humareda le impidió respirar y le cerró la laringe, que tenía de nacimiento, delicada y estrecha y que con frecuencia se inflamaba. Cuando volvió el día que era el tercero a contar desde el último que él había visto, su cuerpo fue encontrado intacto, en perfecto estado y cubierto con la vestimenta que llevaba: el aspecto de su cuerpo más parecía el de una persona descansando que el de un difunto

Sin embargo, Estabia que se hallaba a 16 km de la caldera más o menos donde está la actual ciudad de Castellammare di Stabia y sus compañeros, no fueron aparentemente afectados por los humos; probablemente dada la corpulencia de Plinio, murió por una causa diferente, quizá de un golpe o un infarto.[35] Su cuerpo fue hallado sin heridas aparentes el 26 de agosto. Después la pluma ha dispersado suficientemente su historia a los cuatro vientos.

Además de Plinio, las únicas otras víctimas nobles conocidas de las que se sabe su nombre fueron Herodes Agripa II hijo de Drusila y del procurador romano Marco Antonio Félix y su esposa.

Se estima que en Pompeya vivían de unas 10.000 a 25.000 personas
mientras que Herculano se estima que debía tener una población de unos 5.000 No se sabe cuánta gente pereció por la erupción, aunque han sido recuperados unos 1.150 restos de cuerpos para afinar la cifra habría que hacer moldes con sus impresiones en los depósitos de ceniza y los alrededores de Pompeya. En Herculano se han hallado restos de unos 350 cuerpos, 300 en criptas abovedadas descubiertas en 1980. Sin embargo, estos números podrían indicar un enorme e infravalorado número del total de muertes en la región afectada por la erupción.

El 38% de las víctimas de Pompeya se hallaron en los depósitos de ceniza, la mayoría dentro de edificaciones. Se cree que murieron principalmente por el derrumbe de los tejados. Fuera de los edificios se encontró un escaso número de víctimas, que probablemente murieron por caídas de tejas o de grandes rocas proyectadas por el Vesubio. Esto difiere de la experiencia actual, puesto que en los últimos cuatrocientos años sólo un 4% de las víctimas murieron por lluvia de cenizas durante erupciones explosivas. El 62% restante de fallecidos hallados en Pompeya lo fueron por las oleadas de depósitos piro clásticos y, por tanto, sucumbieron debido a ellas; probablemente por una combinación de asfixia, durante la inhalación de ceniza, y a causa de la onda expansiva y los escombros proyectados a su alrededor. En contraste con las víctimas halladas en Herculano, el examen de la ropa, de los frescos y de los esqueletos demuestra que es poco probable que las altas temperaturas fueran una causa significativa.

Herculano, mucho más cercana al cráter, se salvó de la avalancha de tefra gracias a la dirección del viento, aunque quedó sepultada bajo 23 metros de material depositado por oleadas piro clásticas. Es probable que la mayoría o todas las víctimas de esta ciudad murieran por dichas oleadas, particularmente por las pruebas de las altas temperaturas halladas en los esqueletos de las víctimas encontradas en las criptas abovedadas del antiguo puerto, y la existencia de madera carbonizada en muchos de los edificios.

Pompeya y Herculano nunca fueron reconstruidas, aunque sobrevivieron habitantes de dichas ciudades y probablemente los saqueadores emprendieron un intensivo y salvaje trabajo tras las destrucciones provocadas por el volcán. La erupción cambió el curso del río Sarno y levantó la playa, razón por la que Pompeya no tiene hoy ningún río ni está adyacente a la costa.

La localización de las ciudades fue olvidada hasta su accidental redescubrimiento en el siglo XVIII. El propio Vesubio ha experimentado grandes cambios: sus laderas están desprovistas de vegetación y su cumbre se ha modificado en gran medida, debido a la fuerza de la erupción

La erupción del año 79 fue documentada por historiadores contemporáneos y se acepta universalmente que comenzó el 24 de agosto. No obstante, las excavaciones arqueológicas de Pompeya indican que la ciudad fue enterrada un par de meses después.[43] Por ejemplo, apareció gente enterrada que llevaba puesta ropa abrigada siendo que en agosto debían vestir ropa ligera. La fruta fresca y los vegetales de las tiendas son típicas de octubre, y en cambio la fruta estival que tendría que ser propia de agosto estaba ya vendida, seca o en conserva. Las jarras de vino fermentado habían sido selladas, lo que tenía lugar hacia el final de octubre. Las monedas encontradas en el bolso de una mujer sepultada en ceniza incluían una pieza conmemorativa que habría sido acuñada a finales de septiembre.

Desde la erupción del 79, el Vesubio ha erupcionado unas tres docenas de veces. Erupcionó en el 203, durante la vida del historiador Dión Casio. En el 472, lanzó un volumen de ceniza tal que la lluvia de ceniza llegó hasta Constantinopla. Las erupciones del 512 fueron tan intensas que a los habitantes de las laderas del Vesubio Teodorico el Grande, el rey godo de Italia, les concedió la exención de impuestos. Las posteriores erupciones se registraron en el 787, 968, 991, 999, 1007 y 1036 con el primer flujo de lava registrado. El volcán estuvo inactivo hasta el final del siglo XIII y en los siguientes años fue de nuevo cubierto con jardines y viñedos como lo fuera en la antigüedad. Incluso dentro del cráter, que fue rellenado con macizos de arbustos.

El Vesubio entró en una nueva y particularmente destructiva fase en diciembre de 1631, cuando una importante erupción sepultó muchas poblaciones bajo los flujos de lava, matando a unas 3.000 personas. Torrentes de agua hirviendo fueron también expulsados, sumándose a la devastación. A partir de entonces la actividad llegó a ser casi continua, con erupciones relativamente importantes ocurridas en 1660, 1682, 1694, 1698, 1707, 1737, 1760, 1767, 1779, 1794, 1822, 1834, 1839, 1850, 1855, 1861, 1868, 1872, 1906, 1926, 1929, y 1944. La erupción de 1906 fue especialmente destructiva, matando a unas 100 personas y expulsando la mayor cantidad de lava, casi nunca registrada en una erupción vesubiana. La mayor erupción hasta 2006 fue en marzo de 1944, destruyendo las poblaciones de San Sebastiano al Vesubio, Massa di Somma y parte de San Giorgio en Cremano, así como toda una escuadra de 88 bombarderos B-25 de la USAF mientras la Segunda Guerra Mundial rugía en Italia

El volcán ha estado inactivo desde 1944. En el pasado, durante unos pocos siglos, el estado de inactividad ha variado de 18 meses a 7 años y medio, siendo el periodo actual de calma, el más largo de los últimos 500 años. Cuanto más tiempo esté sin erupcionar el Vesubio en un futuro inmediato, es más probable que el peligro que se plantea para futuras erupciones sea mucho más alto, a la luz de la tendencia del volcán hacia repentinas y extremadamente violentas explosiones y a la gran densidad de población humana alrededor de la montaña.

Las grandes erupciones plinianas que expulsaron cantidades de magma que rondaban el kilómetro cúbico, la más reciente de las cuales arrasó Pompeya, han sucedido tras periodos de inactividad de unos pocos miles de años. Las erupciones subplinianas que producían cerca de 0,1 km3, como las erupciones de 472 y 1631, han sido más frecuentes con una diferencia de unos pocos cientos de años entre ellas. Desde la erupción de 1631 hasta la de 1944, cada pocos años se ha visto que, comparativamente, una erupción pequeña emitía 0,001-0,01 km3 de magma. Esto parece mostrar que la cantidad de magma expelida por el Vesubio en una erupción aumenta y linealmente de manera aproximada a razón de unos 0,001 km3 cada año. Esto otorga una cifra extremadamente aproximada de 0,06 km3 por erupción tras 60 años de inactividad

El magma que ha estado almacenado en una cámara magmática durante muchos años comenzará ascender y los constituyentes con un mayor punto de fusión empezarán a cristalizar. El efecto será el aumento de la concentración de gases disueltos en su mayoría vapor y dióxido de carbono en el magma líquido restante, provocando que la erupción sea más violenta.[] Cuando el magma rico en gases accede a la superficie durante una erupción, la enorme caída de presión causada por la disminución de peso de la capa rocosa que lo cubre que llega a ser cero en la superficie provoca que los gases salgan de la solución, con el volumen del gas aumentando explosivamente, desde un volumen mínimo a uno varias veces el del magma que acompaña. Además, la eliminación de los materiales de menor punto de fusión elevará la concentración de componentes félsicos, como la de silicatos, que pueden aumentar la viscosidad del magma, y confiriendo un carácter explosivo a la erupción

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