domingo, 27 de abril de 2014

LA KUNDALINI



En el marco del hinduismo, la KUNDALINI es una energía invisible e inmedible representada por una serpiente o a veces por un dragón, que duerme enroscada en el muladhara el primero de los chakras —los siete círculos energéticos—, que está ubicado en la zona del perineo. Se dice que al despertar esta serpiente, el yogui controla la vida y la muerte.

Varias doctrinas utilizan este concepto de la kundalini: el yoga, el tantra, el budismo, el taoísmo, el sijismo y el gnosticismo.

Respecto a la representación simbólica de la kundalini, anteriormente mencionada, cabría recordar que en muchas culturas la serpiente ha sido venerada como un animal sagrado. Así pues en la antigua civilización egipcia, la serpiente que los faraones llevaban en sus coronas, representaba su divinidad y alta iniciación era símbolo de alta maestría. También en las culturas maya y azteca se veneraba a la serpiente emplumada. En el Génesis de la Biblia la serpiente representa la mentira, esta alegorizada en la serpiente negra como opuesto a Yahveh. La serpiente blanca es la serpiente sagrada de las civilizaciones antiguas, poseedora de nuestros mágicos poderes. También en los mismos mitos, está el ejemplo de la serpiente de los israelitas, que sanaba en el desierto. En la cultura de la Antigua Grecia, dos serpientes aparecen representadas en el conocido caduceo de Hermes y una serpiente en la vara de Esculapio, símbolo de la medicina.

Con la alquimia, la energía kundalini subiría verticalmente por medio del fluido espinal, a través de la columna vertebral, atravesando todos los chakras y alimentaría el cerebro, modulando su actividad. Sería una energía evolutiva, y según el grado de activación en el individuo, condicionaría su estado de conciencia.

La serpiente tiene su base en el mūlādhāra, enrollada tres veces y media alrededor de él, y allí se encuentra, normalmente, dormida. De modo que, tras obtener la apertura de los chakras, puede ser despertada con técnicas como el tantra y el kundalini yoga. La finalidad del kundalini yoga es, por tanto, despertar a la serpiente y desenroscarla, dirigiéndola hasta el Sahasrara el chacra superior para unir cuerpo y espíritu, en un intento de integrar los dos principios, habitualmente opuestos, de materialidad y espiritualidad, fusionando sus energías dentro de un cuerpo humano individual. En términos tántricos estos principios serían Shivá el principio masculino o conciencia y Śakti principio femenino o energía.

Para llegar a este estado, la serpiente kundalini deberá atravesar 3 nudos principales:

El primero es el nudo de Brahman, en el primer chacra. El segundo es el nudo de Visnú, en el chacra del corazón. El tercero es el nudo de Shivá, en el entrecejo. En cada uno de estos sitios, las tres corrientes de energía se juntan, se anudan y se enredan en un reino.

En la medida en que la conciencia penetra el primer nudo, se empiezan a soltar los apegos a todas las sensaciones, los nombres y las formas de las cosas. Se establece una nueva relación con los sentidos y las sensaciones que se perciben a través de ellos. Antes de penetrar este nudo, cada sensación atrapa la mente, la cautiva, la distrae y para el practicante es difícil meditar o estar quieto. Todas las meditaciones que estimulan el punto del ombligo preparan el fuego que hace arder esa barrera y permite despertar más allá de su umbral.

Finalmente, se llega a la tercera puerta, en el sexto chacra. Este nudo está más allá de los cinco elementos naturales. Es donde se entrelazan ida, pingala, shushumna y los demás nadis ríos. Cuando se abre, la respiración se equilibra temporalmente en ambos orificios nasales y lleva más allá del sentido del tiempo y de la identidad terrenal. Entonces se dice que el trikuti, los tres ríos, te convierten en un tri kala jñā el que conoce los tres tiempos el pasado, el presente y el futuro. El yogui ya no actúa sólo para este tiempo sino para todos los tiempos. Si el nudo sigue apretado, el practicante puede obtener poderes sobrenaturales, pero estará apegado a ellos.

Según algunas religiones orientales, cuando un ser humano llegara al máximo desarrollo y activación de esta energía, conseguiría la iluminación, estado evolutivo en que se trascendería el ego y se desarrollaría la supra conciencia y el amor universal.

El gran objetivo de las prácticas yóguicas y tántricas es el desbloqueamiento de los nadis ‘ríos’ y el despertar de la energía kundalini.

No obstante, los instructores de yoga advierten sobre el peligro que acarrea un despertar prematuro de la serpiente. En este sentido, todos los grandes maestros espirituales advierten, a este respecto, la necesidad de no forzar nunca en absoluto esta energía.

Los instructores de yoga les enseñan a sus alumnos que el kundalini yoga es una técnica peligrosa. Por ejemplo, Swami Prabhavananda advierte acerca de los peligrosos efectos físicos que pueden resultar de los ejercicios de respiración del kundalini yoga: «A menos que se hagan correctamente, hay una posibilidad de dañar el cerebro. Y las personas que practican este tipo de respiración sin una supervisión adecuada pueden sufrir una enfermedad que ninguna ciencia o médico conocidos pueden curar».

Según los instructores de yoga, la práctica inadecuada y sostenida de ejercicios de respiración puede conducir a un mal funcionamiento del sistema límbico, agravando casos de apnea suspensión de la respiración durante el sueño o de ronquido, ambas enfermedades que pueden llegar a ocasionar problemas del corazón y circulatorios. Por el contrario, la práctica de la meditación y la respiración bien guiadas pueden ser de gran ayuda para corregir problemas de la respiración.

Gopi Krishna que —sin guía— dijo haber despertado su kundalini haciendo meditación en su chacra de la corona. Su vida después del despertar fue tan bendita por la dicha y la euforia como atormentada por la incomodidad física y mental. Con el tiempo su experiencia se estabilizó. Al describir el despertar de la kundalini el poder de la serpiente enroscada, Gopi Krishna registra su propia experiencia de la siguiente manera: «Fue variable durante muchos años, dolorosa, obsesiva... He pasado por casi todas las etapas de... tipos de mente: mediúmnica, psicótica y otras; durante un tiempo estuve alternando entre la cordura y la locura».

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