jueves, 10 de abril de 2014

AIRBUS A380



El AIRBUS A380 —denominado A3XX durante gran parte de su etapa de desarrollo— es un avión tetra reactor fabricado por la empresa europea Airbus, subsidiaria del grupo EADS. Se trata de la primera aeronave a reacción con dos cubiertas a lo largo de todo su fuselaje, a diferencia del Boeing 747 en el que, aunque también posee dos, la cubierta superior abarca solamente la parte delantera del fuselaje. Posee una capacidad máxima de 853 pasajeros —en una hipotética configuración de alta densidad de clase turista—, lo que lo convierte en el avión comercial más grande del mundo. Supera de esta manera al ya mencionado Boeing 747, al brindar un área útil de un 49% más que este último —según el propio fabricante—. Sólo es superado por el avión de carga Antonov An-225. Tiene una longitud de casi 73 metros y 24 metros de altura, estando su estructura formada en un 40% de fibra de carbono y otros modernos materiales metálicos. El primer vuelo de esta aeronave se llevó a cabo en Toulouse, Francia, el 27 de abril de 2005, realizando su primer vuelo comercial el 25 de octubre de 2007 con la aerolínea Singapur Airlines.


Al disponer de una cubierta doble que se extiende a lo largo de todo el fuselaje, la superficie de la misma alcanza los 478,1, casi un 50% más que la de su principal competidor, el Boeing 747-400, el cual dispone de una superficie de cabina de 320,8 m². En una configuración clásica de tres clases —turista, negocios y primera— el A380 puede albergar entre 500 y 550 pasajeros. La versión de carga, pospuesta actualmente, disfrutaría de una capacidad de 150 toneladas y una autonomía de 10 400 kilómetros, sólo superada por el Antonov An-225. El A380, en su versión comercial, tiene un alcance de vuelo de 15 200 kilómetros, suficiente para cubrir rutas como por ejemplo: Madrid-Perth Australia sin escalas, con una velocidad de crucero de Mach 0,85 900 km/h.

Los comienzos en el desarrollo del Airbus A380 se remontan al verano de 1988 cuando un grupo de ingenieros de Airbus dirigido por Jean Roeder, comenzó a trabajar en secreto en el desarrollo de un avión de gran capacidad con el doble objetivo de completar su gama de productos y de romper el dominio impuesto por Boeing en los vuelos transoceánicos con su Boeing 747 desde principios de 1970.


La empresa aeronáutica McDonnell Douglas al igual que Airbus, también comenzó el desarrollo de un avión de largo alcance, el avión de dos pisos MD-12, pero el escaso apoyo obtenido y las malas previsiones hicieron que no pasara de un proyecto.

Roeder, después de una presentación formal del proyecto, recibió la aprobación del presidente y el director ejecutivo de Airbus en junio de 1990. El "Megaproyecto" fue anunciado en el Salón Aeronáutico de Farnborough, con el objetivo primario de reducir los costos de operaciones un 15% en relación al Boeing 747-400. Airbus organizó cuatro equipos de diseñadores e ingenieros, uno de cada uno de sus socios —Aérospatiale, Deutsche Aerospace AG, British Aerospace y CASA—, con el objetivo de que propusieran nuevos métodos y tecnologías en el diseño y construcción de las aeronaves futuras. Los diseños se presentaron en 1992, siendo el diseño más competitivo el elegido.

En enero de 1993, Boeing y varias empresas que formaban el consorcio Airbus iniciaron un estudio conjunto sobre la viabilidad de un avión conocido como el Very Large Commercial Transport (VLCT), con el objetivo de formar una alianza para repartirse el mercado. Estos estudios fueron abandonados dos años más tarde. El interés de Boeing había disminuido porque los analistas pensaban que un producto de esas características, en el cual era preciso invertir millones de dólares para su desarrollo, sería poco o nada rentable. No obstante esta maniobra fue vista por muchos analistas como una estrategia del fabricante estadounidense para impedir que Airbus desarrollara un avión que pudiera discutir la supremacía que Boeing mantenía en los viajes a larga distancia con su jumbo, el Boeing 747.


Esta interpretación de lo sucedido resultó ser falsa, ya que Boeing cometió un gran error estratégico. En 1997 abandonó el estudio de nuevos modelos superjumbo como el 747-500 o el 747-600 por dos motivos: el escaso interés mostrado por las compañías aéreas —se creía que el aparato tendría una demanda muy escasa— y por los elevados costes de desarrollo. Boeing había previsto que el coste de desarrollo de sus nuevos modelos oscilaría entre los 12 000 y 15 000 millones de dólares, mientras que Airbus sólo tendría que emplear 8 000 millones de dólares —aunque finalmente desembolsaron 18 600 millones en el desarrollo del A380—.

En ese momento Airbus decidió continuar con su proyecto propio, a pesar de que hasta entonces sólo dos aerolíneas habían expresado un cierto interés en la compra del futuro avión. Los analistas pronosticaban que Boeing, a través de su 747, construiría nuevos modelos cuyo desarrollo costaría infinitamente menos que el proyecto de Airbus —pues sus nuevos modelos serían variantes mejoradas del Boeing 747—; además, los propios analistas pensaban que la construcción de aviones grandes no era la mejor opción, apostando por aviones más pequeños que pudieran cubrir las mismas rutas.

En junio de 1994 Airbus comenzó a desarrollar su propio gran avión comercial, denominado en un primer momento A3XX. Se habían considerado varios diseños, incluyendo una combinación de dos fuselajes —de lado a lado— del A340, que era en ese momento el mayor avión construido por la empresa europea. El A3XX también tuvo que enfrentarse con el estudio realizado sobre el VLCT y las nuevas aeronaves que Boeing pensaba desarrollar a partir de su 747.

En 1997 se inició la crisis asiática, oscureciendo las expectativas de ventas del A3XX; en ese momento Airbus altero el diseño inicial con el objetivo de reducir los costos de funcionamiento entre un 15 y un 20% en relación con el nuevo modelo de Boeing, el 747-400.

El A3XX tendría dos pisos, lo que proporcionaría un mayor volumen de pasajeros por vuelo, desechando el diseño tradicional de un solo piso. Estos cambios en el diseño se llevaron a cabo tras un extenso análisis de mercado. Sin embargo desde 1995 las previsiones siguen prediciendo que el mercado de grandes aviones como el A380 es pequeño.

Airbus empezó por consultar a las principales compañías aéreas y a representantes de sesenta aeropuertos internacionales para establecer el tamaño de la aeronave, con el propósito de utilizar las instalaciones aeroportuarias existentes sin necesidad de que se tuvieran que hacer grandes reformas. Las dimensiones de cada unidad no debían superar los 80 metros de longitud y envergadura, la altura máxima se fijó en 24 m. Estas limitaciones se diseñaron para permitir que el A380 pudiera maniobrar en los estacionamientos y calles de los aeropuertos que operaban los Boeing 747. Además las grandes dimensiones del A380 no serían un problema, pues la gran mayoría de los aeropuertos ya estaban preparados desde la aparición del 747.

En junio de 1994 Airbus comenzó a desarrollar su propio gran avión comercial, denominado en un primer momento A3XX. Se habían considerado varios diseños, incluyendo una combinación de dos fuselajes —de lado a lado— del A340, que era en ese momento el mayor avión construido por la empresa europea.22 El A3XX también tuvo que enfrentarse con el estudio realizado sobre el VLCT y las nuevas aeronaves que Boeing pensaba desarrollar a partir de su 747.

En 1997 se inició la crisis asiática, oscureciendo las expectativas de ventas del A3XX; en ese momento Airbus altero el diseño inicial con el objetivo de reducir los costos de funcionamiento entre un 15 y un 20% en relación con el nuevo modelo de Boeing, el 747-400.

El A3XX tendría dos pisos, lo que proporcionaría un mayor volumen de pasajeros por vuelo, desechando el diseño tradicional de un solo piso. Estos cambios en el diseño se llevaron a cabo tras un extenso análisis de mercado. Sin embargo desde 1995 las previsiones siguen prediciendo que el mercado de grandes aviones como el A380 es pequeño.

Airbus empezó por consultar a las principales compañías aéreas y a representantes de sesenta aeropuertos internacionales para establecer el tamaño de la aeronave, con el propósito de utilizar las instalaciones aeroportuarias existentes sin necesidad de que se tuvieran que hacer grandes reformas. Las dimensiones de cada unidad no debían superar los 80 metros de longitud y envergadura, la altura máxima se fijó en 24 m. Estas limitaciones se diseñaron para permitir que el A380 pudiera maniobrar en los estacionamientos y calles de los aeropuertos que operaban los Boeing 747. Además las grandes dimensiones del A380 no serían un problema, pues la gran mayoría de los aeropuertos ya estaban preparados desde la aparición del 747.

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