jueves, 6 de febrero de 2014

CHAPALA



CHAPALA es una ciudad mexicana ubicada en el estado de Jalisco, junto al Lago de Chapala, al cual otorga su nombre, es cabecera del mismo nombre.

En sus orígenes Chapala o Chapallan fue un asentamiento prehispánico cuya antigüedad más remota es encontrada en el siglo XII de nuestra era, cuando una migración de tribus de origen náhuatl, cocas provenientes del noroeste del país, tocaron estas latitudes, encontrando la ribera norte del lago sumamente poblada, como lo refiere Fray Antonio Tello, fraile y cronista franciscano.

Cuatro siglos más tarde, en el año 1524, con el contacto de los indígenas cocas y cazcanes con el franciscano Fray Juan de Padilla y el soldado español Alonso de Avalos, el señorío de Chapallan fue reconocido como parte del Nuevo Mundo.

Fruto de la labor de evangelización de los franciscanos Fray Miguel de Bolonia, Fray Martín de Jesús o de la Coruña y Fray Juan de Amolón, se construyeron en 1531 con zacate y adobes el Convento, el Hospital – en el lugar que ocupa la capilla de Nuestra Señora del Rosario- de Axixic, Ajijic, y la iglesia de Tlayacapan San Antonio; en 1548 el Convento de Chapallan. Las Parroquias de Chapala y Ajijic así como la capilla de Nuestra Señora del Rosario fueron levantadas en el siglo XVIII con motivo de la secularización de los edificios religiosos a los franciscanos por parte de la Arquidiócesis de Guadalajara.

Durante los siglos XVI al XVIII Chapala fue una encomienda “a medias” con la Corona española poblada en su mayoría por indígenas, apareciendo la colonización europea prácticamente a finales del siglo XVII.

Durante la Independencia operó en esta zona del Lago, José Encarnación Rosas, originario de Chapala. Rosas con 200 hombres y auxiliado por las fuerzas de José Santa Ana, el 1º de noviembre de 1812 se enfrentó cerca de La Barca a José Antonio Serrato al que derrotó y le quitó 300 fusiles.

Rosas en su correría independentista actuó al lado del rico hacendado Luis Macías, conocido por los aborígenes como “El Brigadier”, así como con el párroco de Ocotlán, Marcos Castellanos y el aborigen José Santa Ana, originario de Mezcala.

En este último lugar sostuvieron una de las más cruentas luchas de la insurgencia, que llenó de gloria a jefes y soldados, siendo indios la mayor parte de estos, cuyo amor a la causa de la liberación dio a esas huestes tantas victorias. El 25 de noviembre de 1816 se firmó la capitulación, que vino a dar término a una de las hazañas más gloriosas de la guerra de Independencia.

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