martes, 28 de enero de 2014

LOS PERSAS



Los PERSAS fueron un pueblo de origen indoeuropeo de la rama indo-irania que acabaron fusionándose con los pueblos que conquistaron en la época aqueménide. Se originó como un grupo de tribus nómadas cuya localización original radicaba al norte de la meseta de Irán. Alrededor de 1400 a. C., algunas de estas tribus, antepasadas de los persas históricos, se trasladaron hacia el sur de Irán.

Antes del surgimiento de la nación persa, la zona del Medio Oriente venía siendo azotada por las guerras. El foco de estas guerras era el estado agresor y militarista de Asiria. Los asirios constantemente lanzaban campañas contra los pueblos que los rodeaban, saqueando, efectuando matanzas y deportando a las poblaciones o a sus clases dirigentes por lo menos. Esto provocó un gran deterioro humano y económico en toda la zona, incluso en Asiria, que llegó a despoblarse debido a las graves bajas sufridas en las guerras. Finalmente Asiria comenzó a debilitarse, sus enemigos se unieron en una gran coalición, la derrotaron y para el año 610 a. C. los asirios habían sido totalmente sometidos. La nueva situación mostró cuatro nuevos ejes de poder: en el actual Irán y el oeste de Turquía, los medos; en Mesopotamia, Siria y Palestina los neobabilonios; en el Norte de África los egipcios, que intentaban extender su influencia a Palestina y Siria; y en la zona de Turquía, diferentes estados, con influencias griegas. Estos estados englobaban variadas poblaciones, no todas sumisas al nuevo orden. Siguió habiendo guerras, pero tan cruentas como las campañas asirias. El mayor problema era que, a pesar de tener un gobierno nominal, estaban desorganizados. Muchos de esos gobiernos eran intolerantes y cobraban impuestos excesivos. Los persas eran un núcleo de pueblos con identidad propia que habitaban en el sur del actual Irán, estando sometidos al gobierno de los medos, pero con un cierto grado de autogobierno.

Alrededor del año 350 a. C., Filipo II, el rey de Macedonia, emprendió una política expansiva de su reino, organizando un ejército regular muy profesional y creando armamentos y tácticas aún superiores a las clásicas tácticas griegas. Gracias a esto logró unificar amplias zonas de Grecia incorporándolas a su reino y sometiendo a su mandato con cierto grado de autonomía al resto de las ciudades griegas con excepción de Esparta. Filipo obligó a los estados griegos a cesar las luchas, colocó guarniciones macedonias en los puntos estratégicos y se formó una liga de estados griegos que formarían un ejército para invadir el Imperio Persa. Cuando todo estaba preparado Filipo fue asesinado. Entonces su hijo Alejandro ocupó el trono. La invasión debió demorarse para volver a someter a los estados griegos que ante la muerte de Filipo pretendieron recobrar su independencia. Alejandro logró dominarlos y en el año 334 a. C. cruzó al Asia menor y derrotó a los persas en Granico. Las ciudades jonias resistieron la invasión griega cosa que sería sorprendente 150 años atrás. Alejandro, luego de tomar esas ciudades, tomó la mayor parte de Asia Menor con poca resistencia. Un año después todo el poderío del ejército persa lo enfrentó en la batalla de Issos y nuevamente los persas fueron derrotados; luego de esto cayeron en poder griego Siria, donde las ciudades fenicias resistieron, Palestina y Egipto, donde los griegos fueron bienvenidos como libertadores. En el año 331 a. C. los griegos entraron en Mesopotamia, a pesar de que el rey persa Darío les ofreció la paz estos la rechazaron. Los persas se enfrentaron a los griegos con un renovado ejército pero fueron derrotados una vez más, y el rey Darío fue asesinado por los nobles. Los griegos tomaron Babilonia y las ciudades de Susa, Persépolis y Ecbatana, siendo Persépolis incendiada para vengar la destrucción de Atenas durante la invasión persa a Grecia. Los persas continuaron resistiendo con una guerra al estilo guerrillero en las zonas del norte y el este de Irán y el Asia Central, pero los griegos finalmente lograron invadir también esas zonas aplastando los últimos focos de resistencia. A pesar de la caída el estado persa resurgió y desapareció varias veces a través de la historia y su legado se extiende hasta el actual estado de Irán.

La religión persa provino de las predicaciones del profeta Zarathustra, fundador del mazdeísmo o como este llamaba a su religión Daena Vanguji, que se piensa predicó en el siglo VI antes de Cristo parte en Asia Central y parte en Irán, adoptando los persas su religión. El libro sagrado de esta religión era el Avesta y su punto principal era la existencia de dos espíritus principales; uno llamado Ahura Mazda, que era la representación del bien y otro llamado Angra Mainyu, que era la representación del mal. La religión persa también incluía conceptos novedosos como el juicio final en el cual el espíritu de los muertos era juzgado en base a sus acciones en la vida y eso definiría su futuro en su nueva vida después de la muerte.

Esta religión todavía existe en Irán y es una de las religiones oficialmente permitidas, aunque la religión mayoritaria es el islam. También hay seguidores de Zarathustra en India y otros países, llamados parsis, la base de esta religión es: "Pensar bien, hablar bien, hacer bien".

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