lunes, 3 de junio de 2013

LA AMBICIÓN



La ambición es como el deseo de obtener poder, riquezas o fama. El término procede del latín Ambitio y puede utilizarse de manera positiva o con sentido negativo.

La ambición se considera como saludable cuando promueve la acción y el desarrollo de proyectos. La persona que es ambiciosa pretende conseguir algo que actualmente no tiene. El sujeto ambicioso, por lo tanto, desea mejorar, crecer, o progresar. La ambición funciona en estos casos como un motor que invita a abandonar el conformismo y la mediocridad. Debe existir un límite, sin embargo, para que esa ambición no se convierta en algo dañino o peligroso.

 
Cuando el deseo es tan fuerte que la persona está dispuesta a violar las normas éticas o legales para concretarlo, la ambición se vuelve riesgosa ya que puede perjudicar a la propia persona o a terceros.

Por ejemplo: “Siempre tuve la ambición de jugar al fútbol de manera profesional y por suerte pude cumplir mi sueño cuando fui contratado por el equipo de mi pueblo para una gira interprovincial”, “Llenar estadios con mi banda de rock es mi mayor ambición”, “Esa noche había ganado mucho dinero en la ruleta y podría haberme retirado feliz: sin embargo, la ambición pudo más y seguí apostando hasta que marché sin nada en los bolsillos”.

Suele considerarse que el estado más saludable para una persona es aquel donde la ambición actúa como disparador de acciones, pero dentro de los límites de la coherencia y el respeto.




No hay comentarios:

Publicar un comentario