viernes, 28 de junio de 2013

GUERRA DEL CHACO



La Guerra del Chaco, entre Paraguay y Bolivia, se libró desde el 9 de septiembre del año 1932 hasta el 12 de junio de 1935, por el control del Chaco Boreal. Fue la guerra más importante en Sudamérica durante el siglo XX. En los 3 años de duración, Bolivia movilizó 250 000 soldados y Paraguay 120 000, que se enfrentaron en combates en los que hubo gran cantidad de bajas 60 000 bolivianos y 30 000 paraguayos, gran cantidad de heridos, mutilados y desaparecidos. Los distintos tipos de enfermedades tanto físicas como psicológicas, la característica hostil del teatro de operaciones y la falta de agua y buena alimentación produjeron el mayor porcentaje de bajas y afectaron la salud de los soldados sobrevivientes, a muchos de por vida.

El enfrentamiento consumió ingentes recursos económicos de ambos países, de por sí muy pobres. El Paraguay abasteció a su ejército con la gran cantidad de armas y equipos capturados en distintas batallas. Terminada la guerra, algunos excedentes los vendió a España.

El cese de las hostilidades se acordó el 12 de junio de 1935, el tratado de Paz, Amistad y Límites se firmó el 21 de julio de 1938 y el 27 de abril de 2009 se estableció el acuerdo de límites definitivo. El Paraguay cedió 110 000 km² ocupados por su ejército al cese de las hostilidades. La zona en litigio quedó divida en una cuarta parte bajo soberanía boliviana y tres cuartas partes bajo soberanía paraguaya. Bolivia recibió una zona a orillas del alto río Paraguay.

La región central sudamericana conocida como Gran Chaco se divide, de norte a sur, en tres regiones: Chaco Boreal ―al norte del río Pilcomayo―, el Chaco Central―entre ese río y el río Bermejo―, y al sur de este último el Chaco Austral. El área disputada entre Bolivia y Paraguay correspondió exclusivamente al Chaco Boreal.

El Chaco Boreal posee una extensión de aproximadamente 650 000 km² un poco menos que Francia y hasta fines de la década de 1920 estuvo casi despoblado y sin explorar. Sus límites son: al sur el río Pilcomayo y la Argentina; al este el río Paraguay y la región oriental del Paraguay; al noroeste la precordillera boliviana y al noreste las regiones selváticas de Brasil y Bolivia.

La región estaba cubierta por bosques, matorrales espinosos y palmeras. En la franja cercana al río Paraguay, se explotaba el quebracho para la producción del tanino. El desarrollo de la agricultura en esa época era escasa.

El clima de tipo semitropical era semiestépico en el sector oriental, y continental en el sector occidental. La temperatura podía llegar a los casi 50 °C en verano, y ser inferior a los 0 °C. en el invierno. Era el hábitat de una gran variedad de serpientes venenosas y de insectos portadores de enfermedades, como la vinchuca y el mosquito. El agua era escasa y salobre en las zonas centrales; los pocos pozos y lagunas existentes tuvieron una importancia vital durante la guerra pero la contaminación de los mismos produjeron muchas bajas por disentería.

Los antecedentes y causas de la guerra del Chaco son complejos. Cuando Bolivia y Paraguay se volvieron estados independientes heredaron de la época colonial una vaga determinación de los límites de esa zona inhóspita y despoblada por lo que tuvieron que fijar sus respectivas jurisdicciones de acuerdo con documentos muchas veces contradictorios o mediante el trazado de líneas geodésicas. Los cuatro tratados de límites que se acordaron entre 1879 y 1907 no fueron aceptados definitivamente por ninguna de las partes. Cuando Bolivia perdió la salida al océano Pacífico, como consecuencia de la Guerra del Pacífico 1879, esa región adquirió un valor estratégico para ese país: la ocupación del Chaco Boreal fue necesaria para salir al océano Atlántico por el río Paraguay. Ambos países realizaron pocas expediciones al Chaco. Otra causa fue la supuesta existencia de petróleo en el subsuelo chaqueño que la Standard Oil ya extraía en sus bordes serranos. Esa empresa había fracasado en su intento por sacar el petróleo boliviano por un oleoducto en territorio argentino hasta la refinería que tenía una subsidiaria suya sobre el río Paraná quedándole como única opción cruzar por el Chaco Boreal hacia el río Paraguay, lo más al sur posible.

El Paraguay, unas décadas antes, había sido devastado por la Guerra de la Triple Alianza 1865-1870. Una de las consecuencias fue la pérdida de enormes territorios en la zona oriental. Respecto del Chaco Boreal, Argentina pretendió incorporar una parte a su territorio, pero tras recurrir en 1879 al arbitraje del presidente estadounidense Rutherford Hayes, este falló que la zona comprendida entre el río Pilcomayo y el Verde, al norte, correspondía al Paraguay. Con estos antecedentes, era difícil que ese país pudiera aceptar las pretensiones bolivianas sobre el Chaco Boreal.

El 8 de septiembre, aviones bolivianos detectaron la aproximación del fuerzas paraguayas en el camino hacia Boquerón y bombardearon y ametrallaron la columna, ocasionando bajas entre hombres y caballos.

El teniente coronel Manuel Marzana asumió el mando de las fuerzas que ocuparon Boquerón el 31 de julio de 1932 a causa del fallecimiento del teniente coronel Luis Emilio Aguirre junto con otros oficiales y soldados, en la emboscada preparada con antelación por las fuerzas paraguayas que defendían el fortín. Este competente oficial fue el responsable de sostener el cerco de Boquerón resistiendo los embates del grueso del ejército paraguayo que, desde el 9 al 29 de septiembre de 1932, lo atacaría sin cesar.

Los paraguayos atacaron desaprensivamente a Boquerón el 9 de septiembre. Cuando los voluntariosos ataques directos no tuvieron éxito, las unidades se desplegaron en los alrededores para emboscar a las fuerzas que pudieran acudir en ayuda del fortín. El día 10, una columna boliviana que avanzaba hacia Boquerón cayó en una emboscada sufriendo fuertes bajas. En estos primeros días pudo observarse muchas deficiencias en el ejército paraguayo, principalmente en el abastecimiento del agua. Acuciados por la sed, los soldados abandonaban las líneas para buscar agua en la retaguardia. También hubo falencias en la sincronización de los movimientos entre las unidades.

La aviación boliviana trató de neutralizar la «artillería» que bombardeaba Boquerón y que era la que más bajas producía sin poder ubicarla. Se trataba de los modernos morteros Stokes-Brandt que hasta Marzana creía que eran cañones de largo alcance. Los combates iniciales sirvieron para que los paraguayos ganaran en experiencia a costa de muchas bajas. El ingreso de ayuda al fortín cercado realizado por el ejército boliviano con pequeñas unidades, algunas con éxito y otras no, fue con gran costo en bajas ya que esas fuerzas debían salir nuevamente del fortín por la falta de recursos en el lugar.

Después de la captura de Boquerón, el ejército paraguayo con 15 000 hombres continuó su avance en dirección al fortín Arce. Estigarribia reorganizó sus fuerzas creando la 4.ª División al mando del teniente coronel Nicolás Delgado, oficial que acababa de llegar de Francia donde había completado sus estudios en la Escuela de Guerra de aquél país.

Por su parte, las tropas del Destacamento Peñaranda y fuerzas auxiliares, agotadas y desmoralizadas, se replegaron hacia Arce ofreciendo ligera resistencia a unos 11 km de ese fortín. La presión paraguaya provocó que 3 regimientos bolivianos abandonaran sus posiciones sin combatir.
 

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